Palabras que no dije, por ejemplo, o las miradas
que no supe dejar en tus caderas. Cambiaría
tantas noches perdidas y los días más tristes,
los relojes que marcaban el fin de tus abrazos.
Cambiaría, sin duda, la forma en que te amaba.
El deseo de ti que me nublaba el pensamiento.
El odio que ha quedado entre tus labios,
esta ausencia maldita después de tantos años,
los encuentros furtivos y todos los recuerdos.
Si pudiera cambiar, yo cambiaría hasta el olvido.
Dejaría que todo se perdiera en los viejos cafés,
en los hoteles donde tantas veces desnudamos
los cuerpos y vestimos nuestras almas
con el traje culpable de los remordimientos.
Mas no te cambiaría, estoy seguro,
por estas noches sin ti,
cuando te vas borrando,
inevitable y cruel, de mi memoria.
Prefiero los errores a tu ausencia.
Rodolfo Serrano
...Tanto que no me ardían las mejillas...
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