"A lo lejos, sobre los Ephel Dúath en el oeste, el cielo nocturno era aún pálido y lívido. Allá, asomando entre las nubes por encima de un peñasco sombrío en lo alto de los montes, Sam vio de pronto una estrella blanca que titilaba. Tanta belleza, contemplada desde aquella tierra desolada e inhóspita, le llegó al corazón, y la esperanza renació en él. Porque frío y nítido como una saeta lo traspasó el pensamiento de que la Sombra era al fin y al cabo una cosa pequeña y transitoria, y que había algo que ella nunca alcanzaría: la luz, y una belleza muy alta...."
Es inevitable ser como una pequeña hobbit, y pensar como Sam, ¿no os ha pasado?
2 comentarios:
Si, la verdad es que Sam, pese a sus detractores, es el hobbit que todos deberíamos ser.
Ya no tanto por su pureza como por su lealtad, su disponibilidad al sacrificio por los demás, su dulzura y su cariño.
Yo también quiero ser Gamyi :3
..y su ingenuidad enternecedora,en la que no hay ninguna maldad,en su fe en tantas cosas, en la que vi una luz al final del camino, en la que cree en la esperanza,algo de lo que nos olvidamos muchas veces
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